domingo, 4 de abril de 2010

Salud

Se dice que una persona tiene un aspecto saludable cuando sus condiciones físicas y su organismo se encuentran en perfecto estado.
Cualquiera puede apreciar a simple vista si su organismo responde con normalidad ante ciertos estímulos o si está incubando una enfermedad pasajera. Si por sus propios medios no se percata de algunos síntomas, entran en juego un segundo y tercer factor: las madres y las abuelas.
Ellas, licenciadas en la escuela de la vida o en su defecto en La botica de la abuela, llevan a cabo pruebas objetivas tan científicas como la comprobación de la falta de hierro con sólo examinarte los ojos.
Para todos aquellos que han salido indemnes de los experimentos de madres y abuelas les dedico este post y esta corta historia tan cierta como real:
En 1997 comenzó a emitirse La botica de la abuela, un programa de televisión que mantenía a mi propia abuela distraída de otros quehaceres y le permitía desarrollar sus dotes curativas.
A simple vista, parece todo correcto pero, lo preocupante llegó cuando mi abuela decidió realizar su propia botica con sus pioneros remedios y usar a su familia como cobayas.
El primero en experimentarlo fue mi hermano. Su diagnostico: anemia. ¿Cómo compensarlo? Con hierro. Con una respuesta sencilla, a mi abuela se le ocurrió una solución aún más sencilla: mi hermano debía chupar todas las mañanas un trozo de hierro. De esta manera, su organismo aceptaría el hierro necesario hasta que la anemia desapareciera.
Sin estar del todo satisfecha por los resultados, siguió sus estudios pero, ésta vez con mi abuelo y con el aloe vera. Mi abuela pensó: “Si el aloe vera es tan bueno para la piel, ¿por qué no lo será para el interior del organismo?” De este modo, compró una de estas plantas con la finalidad de hacer una receta única: una ensalada de lechuga con tropezones de aloe vera. El resultado, para una enfermedad inexistente, fue una ensalada incomible.
A fecha de hoy, puedo decir que mi abuela sigue con sus investigaciones. Quién sabe, quizás un día encuentre un remedio infalible o el secreto de la eterna juventud, algo que parece tener resultado en su propia piel.
Este mes hablaré del dominio del tiempo, de la interpretación de las etiquetas nutritivas y del control de las preocupaciones. Trucos que espero os ayuden a no tropezaros con un diagnóstico de abuela.



2 comentarios:

  1. :-)
    creo que aqui también hace falta comentar la botica de Ahmad en mi caso ... que da igual las síntomas que tengo .. que siempre es la misma infusión!!!
    a ver cuando presentamos tu abuela a Ahmad que tienen muchas cosas en común ...

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  2. Jajaja. No les des ideas, no vaya a ser que sea peor el remedio que la enfermedad.

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