domingo, 2 de mayo de 2010

Ahorro

He oído muchos trucos y consejos sobre el ahorro pero ninguno como los que un compañero de la facultad me regaló hace algunos años.
Por preservar su identidad y por el nulo contacto que mantenemos en la actualidad, el protagonista de esta historia se llamará H, en homenaje a sus ocurrentes hazañas.
Mi contrato de alquiler había vencido el día antes de tener mi último examen y H se ofreció a acogerme en su casa. Hasta el momento, H me parecía un tipo normal pero, al pasar veinticuatro horas junto a él comencé a percatarme de algunas de sus estudiadas técnicas de ahorro:
H nunca cena. Si tiene hambre antes de irse a dormir, llena un vasito de agua y se lo bebe con la mayor rapidez posible. Si con eso no consigue acallar su estómago, se bebe dos.
Utiliza la pantalla del ordenador al nivel mínimo de brillo, lo que al parecer supone un ahorro considerable en el consumo eléctrico de su ordenador.
En invierno, vive abrazado a la calefacción central de su casa mientras que en verano, pasa las horas muertas en lugares públicos con aire acondicionado.
Posiblemente, esas pericias le sirvieron para desarrollar su técnica más evolucionada y es que H, se ducha siempre con agua fría y la luz apagada. Se basta con la iluminación de su teléfono móvil y la duración de una canción para determinar el tiempo y consumo a emplear en dicho acto.
Ante tal comportamiento comencé a sentirme culpable por mi consumo diario y decidí buscar las técnicas de ahorro más adecuadas a mi modo de vida. Si prefieres ahorrar al modo H, que esta historia te sirva para desarrollar tus propias técnicas. Si no, este mes hablaré de outlets, supermercados y llamadas telefónicas.




2 comentarios:

  1. ¡He tardado, pero por fin me suscribo a tu blog! Muy original la propuesta, sí señor.
    ara

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  2. Gracias Ara. Nos leemos en la red. :-)

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